¡Bienvenidas!
Esta sección es un diario vivo. Está vivo porque está hecho de las vivencias de muchas mujeres de alrededor del mundo, incluyéndome a mí. A través de las entradas de este diario les voy a contar sobre las mujeres que he conocido: de sus historias, de cómo sostienen la vida y de cómo su vida está llena de sentido.
Este diario es el boleto para iniciar el viaje a conocerlas y a vernos en ellas, a identificarnos en ellas. Ellas, como tú, son infinitas y maravillosas, porque todas somos las mujeres de la tierra.
Yo, la escritora de esta sección, soy una mujer que ha viajado y trabajado en muchos lugares del mundo, acompañando poblaciones afectadas por violencia, conflictos armados, desastres naturales, epidemias, entre otras crisis humanitarias.
Soy la elefanta mayor de una manada de elefantes de Sudán del Sur. Este fue el nombre que me dieron las consejeras, enfermeras y parteras con las que trabajé en un pueblito muy chiquito y muy bonito llamado Yei. Ellas me explicaron cómo se organizan las elefantas para preservar la vida de sus crías y de ellas mismas, y me dijeron que me veían como la elefanta mayor que protege y lidera la manada. Honro inmensamente este nombre, y honro las huellas de las pisadas de cada mujer elefanta.
Este espacio es dedicado a todas las mujeres elefantas del mundo.
¡Bienvenidas!
Esta sección es un diario vivo. Está vivo porque está hecho de las vivencias de muchas mujeres de alrededor del mundo, incluyéndome a mí. A través de las entradas de este diario les voy a contar sobre las mujeres que he conocido: de sus historias, de cómo sostienen la vida y de cómo su vida está llena de sentido.
Este diario es el boleto para iniciar el viaje a conocerlas y a vernos en ellas, a identificarnos en ellas. Ellas, como tú, son infinitas y maravillosas, porque todas somos las mujeres de la tierra.
Yo, la escritora de esta sección, soy una mujer que ha viajado y trabajado en muchos lugares del mundo, acompañando poblaciones afectadas por violencia, conflictos armados, desastres naturales, epidemias, entre otras crisis humanitarias.
Soy la elefanta mayor de una manada de elefantes de Sudán del Sur. Este fue el nombre que me dieron las consejeras, enfermeras y parteras con las que trabajé en un pueblito muy chiquito y muy bonito llamado Yei. Ellas me explicaron cómo se organizan las elefantas para preservar la vida de sus crías y de ellas mismas, y me dijeron que me veían como la elefanta mayor que protege y lidera la manada. Honro inmensamente este nombre, y honro las huellas de las pisadas de cada mujer elefanta.